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¿QUÉ ES EL "IBS"?


El Síndrome del intestino irritable, del inglés Irritable Bowel Syndrome (IBS), es una condición que se manifiesta con diferente intensidad a través de múltiples síntomas, que incluyen dolor y molestia abdominal asociados a diarrea y/o estreñimiento o ambos trastornos alternados.

Los síntomas varían en gran medida de persona a persona y en algunos casos pueden influir incluso en la calidad de vida.

Este problema, durante mucho tiempo identificado con el término colon irritable, hoy se define con más precisión como Síndrome del Intestino Irritable, para indicar un problema no solo en el colon sino en todo el intestino. El IBS es un trastorno bastante extendido en la población europea, y se da con mayor frecuencia en mujeres.


El síndrome del intestino irritable se manifiesta con dolor, hinchazón, distensión y molestias abdominales, que pueden estar asociados o no a variaciones en el aspecto de las heces y a irregularidades intestinales (estreñimiento, diarrea o una alternancia de ambos).


Los síntomas típicos se identifican a menudo en forma de calambres y alteración de las características de las heces y de la frecuencia de evacuación (de tres veces al día a tres veces a la semana). También la necesidad de esforzarse para evacuar, la sensación de vaciado incompleto, la presencia de mucosidad en las heces y el empeoramiento tras las comidas contribuyen al agravamiento del dolor.

El IBS es un trastorno crónico que alterna períodos de agravamiento con fases de recuperación y se subdivide, según las molestias más recurrentes, en:

  • IBS-C (C: constipation): IBS caracterizado por la presencia de estreñimiento. Más común en las mujeres.

  • IBS-D (D: diarrhea): IBS caracterizado por la presencia de diarrea. Más común en los hombres.

  • IBS-A (A: alternate): IBS en el que se alternan períodos de estreñimiento con períodos de diarrea.



Las causas precisas que llevan al IBS aún no se conocen completamente. La opinión compartida por los expertos es que se trata de un trastorno multifactorial, en el que muchos factores pueden influir en la aparición de los síntomas, entre otros, factores psicológicos que no deben subestimarse, como la ansiedad, el estrés y el nerviosismo.

Más allá de la variabilidad de los síntomas derivados de causas diferentes, es importante comprender que los síntomas del IBS se deben en parte a una aumentada permeabilidad de la mucosa intestinal, que expone las capas inferiores a un contacto no fisiológico con las sustancias irritantes normalmente presentes en el intestino, volviéndolo hipersensible.



ALIMENTACION


El enfoque terapéutico del IBS debe ser diferente en función de cada paciente, ya que tiene que tener en cuenta las particularidades de cada uno. Son muy útiles las intervenciones de tipo dietético, porque se sabe que algunos alimentos pueden influir en los síntomas del IBS. Cada persona que padece este problema habrá identificado con el tiempo los alimentos que pueden desencadenar los síntomas típicos del intestino irritable y habrá aprendido a consumirlos con moderación o incluso a excluirlos de su dieta. En general se puede afirmar que una dieta equilibrada y un correcto equilibro hídrico son aconsejables en todos los casos de IBS, y para elegir lo mejor posible los alimentos que deben consumirse es necesario determinar el síntoma principal (estreñimiento o, al contrario, diarrea, o bien meteorismo).


Para algunos pacientes es útil:

  • evitar bebidas con gas u otras comidas y bebidas que estimulan la producción de gases intestinales;

  • comer despacio;

  • abstenerse, en la mayor medida posible, del consumo de cafeína, alcohol y edulcorantes artificiales;

  • evitar las comidas que puedan aumentar la producción de gases en el intestino.



En los pacientes con IBS a menudo el malestar/dolor depende de una percepción alterada de los gases intestinales, por lo que deberían reducirse al mínimo las sustancias alimentarias que producen los procesos de fermentación. Algunos hidratos de carbono (los FODMAPs – Oligosacáridos, Disacáridos, Monosacáridos y Polioles Fermentables) se absorben poco en el intestino y provocan la formación de gases, desencadenando los síntomas del IBS.


Alimentos pertenecientes a este grupo son: frutas, como manzanas y peras, alimentos con fructanos (cebollas, espárragos, alcachofas, trigo), comida que contenga rafinosa (lentejas, coles), y, por último, comida que contenga sorbitol (ciruelas, edulcorantes artificiales). Para atenuar los síntomas del IBS, puede ser útil una dieta que elimine o reduzca drásticamente todos estos alimentos.



Fuente: https://www.aboca.com

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